viernes, 1 de mayo de 2009

La fiebre porcina

Parece ser que es una enfermedad compuesta por una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana que ha sufrido una mutación dando el salto de los cerdos a los humanos.
Estamos en el siglo XXI, y por lo que nos están bombardeando los medios de comunicación y el miedo que nos están metiendo en el cuerpo corresponde más al recuerdo de una pandemia del principios del siglo XX en 1918 y cuyo origen parece ser que fue en España y murieron más de treinta millones de personas en todo el mundo.
En este caso ha sido México y según nos dicen podría ser Veracruz y a través de un niño de cinco años que falleció camino de EEUU, pero parece ser que que desde marzo hubieron diversos casos en Gloria el pueblo donde empezó y que cuenta con grandes instalaciones porcinas.
La OMS empezó decretando nivel 3 y rápidamente subió al 5 y puede que estos días llegue a su nivel más alto el 6, pues la virulencia es muy grande y la pandemia corre entre las naciones, menos mal que según están diciéndonos de momento los fallecidos son pocos y localizados todos en México. A pesar de que nos cuenta que alcanzaremos en Europa una población afectada levemente sobre el 40%.
A mí personalmente me parece ésto como una de esas historias que hemos leído en algún libro y pudiera ser que algún laboratorio farmacéutico se estuviese ya frotando las manos en plena crisis y haciendo cajón.
En fin es pensar mal pero a estas alturas y como como estamos viendo los hechos desarrollarse, primero la crisis económica que nadie vio hasta que la teníamos encima y ahora con la pandemia, tapamos la crisis para dar un poco más de juego y cambiar de tercio.
Quiero pensar que en algún lugar y en algún laboratorio de algún país avanzado tengamos la vacuna contra la gripe aviar y solo sea un "susto" en el siglo XXI del que vamos a salir un poco más forjados pues si contamos con los accidentes de carretera, los cánceres en todas sus modalidades, el sida con toda su virulencia y ahora el virus de la gripe aviar.
Que Dios nos coja confesados.
Que paciencia...